Heidi estuvo aquí

Hasta este verano, pensaba que el mundo de Heidi no existía. Que ese lugar idílico y envuelto en un verdor insultante y unas montañas tan preciosas como amenazantes era una realidad creada por el tubo de imagen de mi televisor. A mis 10 años, pensaba que las aventuras de aquél personaje tan “cuqui” de la escritora suiza Johanna Spyri, popularizado al convertirse en anime japonés por la serie de televisión ad hoc, brotaba de la imaginación calenturienta de cuatro dibujantes del género Komodo. Pero no. Existe, es real y está en Suiza. Exactamente, a 3 horas y 20 minutos de Ginebra.

Saas Fee

Saas Fee es un pueblo encima de un glaciar, a 1.800 metros de altura y rodeado de 13 cumbres con alturas superiores a los 4.000 metros. A él se llega cómodamente después de coger un tren y un autobús desde Ginebra. Eso sí, todo muy bien organizado, ya sabéis como son estos suizos. Una vez pisamos territorio alpino, entramos en una realidad paralela en la que todo está hecho por y para la familia. Todo el pueblo es peatonal, cada establecimiento, casa o patio de vecinos tiene su propio jardin infantil, hay figuras de vacas por todos lados y a las 7 no hay nadie por la calle. En fin, un lugar familiar con horarios, educación, formas y costumbre centroeuropeas.

Saas Fee

El lugar en cuestión tiene forma de concha, algo a lo que también contribuye que esté protegido por cumbres. Podría haber sido perfectamente la ubicación del “Nido del Águila” si hubiera estado en Alemania. Flipé imaginándolo y adivinando grietas en las cumbres de las que emergían bocas de tanques antiaéreos. Bueno, regresando a la realidad, mucho más luminosa, colorida y efervescente, Saas Fee es conocida como la Perla de los Alpes. Por esto que he explicado antes de la concha y porque es un lugar que, como las cosa de valor, es precioso y muy deseado.

Y se lo han sabido montar. La circulación de vehículos está prohibida, sin embargo cada hotel cuenta con una especie de furgoneta eléctrica, de las que no hacen sonido y sobre las que hay que estar muy atentos o daremos con nuestros huesos en el suelo. Eso no quita para que cuente con una infraestructura de transportes por carretera perfecta. Aunque a decir verdad, en Saas Fee podríamos decir que se asciende más que se circula. Lo que de verdad nos hará movernos es un complejo pero efectivo sistema de telesillas o remontes que, con toda comodidad, nos suben hasta los repechos o las cimas de los Alpes. Sólo con pasar una noche en alguno de sus hoteles, los de Saas Fee o pueblos limítrofes, nos regalarán un carné de ciudadano que nos dará libre acceso a todos los remontes. Con ellos conseguiremos trepar hasta el lugar escogido en la montaña para hacer senderismo, pasear, organizar un picnic, tomar un gin tonic, contemplar vacas y otros animales domésticos, descender en una especie de motos sin motor, y todo lo que podamos imaginar y que se pueda hacer en plena naturaleza. Por supuesto también esquiar en los repechos donde la nieve es eterna.

Saas Fee

En Saas Fee, a pesar de ser un pequeño pueblo, hay muchísimas cosas por hacer, y no hay tiempo que perder. Unos teleféricos muy modernos te subirán hasta las lenguas del galciar de Felskinn, a 3.000 metros de altura. Si desde allí las vistas y la nieve en pleno julio son alucinantes, después de coger el metro Alpin, un tren que va por el interior del glaciar, y subir hasta el Mittelallalin, hará que no paremos de hacer fotos al panorama que se nos abre ante los ojos. Las cimas alpinas se pueden tocar desde aquí, hay un restaurante giratorio, el que está a mayor altitud del mundo, y una terraza donde suizos, alemanes y franceses acuden a ligar bronceado. También se puede practicar el senderismo en la nieve o directamente  esquiar. Si te queda tiempo también puedes entrar en el pabellón de hielo más grande del mundo, una especie de museo del glaciar.

Saas Fee

Para los que les guste esquiar y hacer snowboard, esta zona de los Alpes es ideal. En ella encontrarán pistas para todos los niveles de dificultad. A más de 3,600 metros de altura el blanco que tiñe las montañas está garantizado incluso en verano.

Saas Fee

Una de las mejores experiencias es adentrase en el bosque de aventuras. Tiene puentes colgantes, redes, lianas y escaleras de cuerda. Parece como estar danzando entre los árboles con total seguridad. No hay que marcharse sin montar en la tirolina más larga de europa, a 280 metros de altura, en la que nos sentiremos como Tarzán por un día, deslizándose por la impresionante garganta Fee.

Y aquí uno se siente algo más animal. Eso sí, de granja. Si llegas hasta Triftalp, a mitad de ascenso hasta Kreuzboden, te esperará un abundante desayuno a base de leche fresca, pan de centeno, mantequilla y queso alpino, entre otras delicias, preparado por un simpática lechera que podría ser prima lejana de Heidi. Así arranca la visita a una típica granja alpina. En la lechería veremos el proceso de elaboración y almacenamiento de los sabrosos quesos alpinos, el quark y la mantequilla. Después podremos saludar a nuestras amigas las vacas, símbolo de este pequeño y pacífico país.

Saas Fee

Otros animalitos con los que podremos interactuar son las marmotas. Curioso, ¿no? Nos esperan en Spielboden para experimentar la naturaleza en su estado más virgen. Atrévete, las marmotas saldrán de sus túneles a más de 23 metros de profundidad para salir de comer de su mano. Ellas serán compañeras de viaje a través de distintas rutas senderistas. Existe para los gustos: históricas, culturales, naturales; para adultos, para niños….Es, sin duda, la mejor manera de ver y admirar la belleza que rodea Saas Fee.

Precisamente, en uno de esos senderos descubrí una señal en un árbol. Estaba formada por tres letras realizadas con un delicado trazo que se distinguía perfectamente en la corteza de aquel abeto. En ella se podía leer “Heidi estuvo aquí”.

*Fotos realizadas con la Lumix DMC-G6

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