Comenzamos el nuevo año 2017 cargados de intenciones y buenos deseos, pero nuestro compromiso medioambiental no debería quedarse atrás en estos menesteres. Nuestra huella de carbono es implacable y debemos enfrentarnos a nuevos retos para conseguir disminuirla, y poder disfrutar de nuestro planeta en un mejor estado durante más años.
Los 4 retos medioambientales más urgentes del 2017

1. Disminuir la deforestación
Parece algo inabarcable desde el punto de vista individual, pero es posible si cada uno es responsable con su propia vida. Hay varias maneras de atajar este problema: adquiriendo muebles procedentes de bosques sostenibles o madera certificada; reciclando el papel y adquiriendo papel reciclado para escribir, para usarlo en la cocina o en el baño; evitando los papeles de publicidad en el buzón, y optando por el correo electrónico (además es más rápido); negándote a llevar bolsas de papel, son mejores y más duraderas las de otros materiales; o eligiendo los libros de la biblioteca e intercambiando tus libros.
También estarás contribuyendo a conservar los bosques, si tomas café ecológico o el llamado “café de sombra”, y optando por no consumir o disminuir el consumo de aceite de palma, soja transgénica o látex (proveniente del hule), a los que que se le achaca la mayor parte de la deforestación mundial.

Deforestación
2. Rebajar la contaminación
Otro propósito fácilmente asumible es el de evitar que los gases de efecto invernadero se sigan acumulando, y que se reduzca el dióxido de nitrógeno en el aire, para que no siga repercutiendo en nuestra salud y la de la Tierra.
Aún pensando que el Protocolo de Kyoto, y el último Acuerdo de París, han servido para algo, hay muchas maneras de reducir esa contaminación atmosférica, pero estas son las más importantes y prácticas: evitar el coche o cambiar tu contaminante diésel por uno eléctrico o híbrido; hazte usuario del transporte público siempre que puedas o elige la bicicleta para tus desplazamientos; inculca en tu familia que se puede ir al trabajo, al colegio o a la Universidad andando o usando un medio de transporte más sostenible; consume alimentos de kilómetro 0, también tus compras inducen a elevar esa concentración de polución; e intenta mantener la temperatura de tu hogar en unos 20-22 grados centígrados, y bajarla a 17 grados cuando estés ausente (dependiendo de la zona geográfica en la que vivas).
La contaminación química está siendo cada vez más preocupante, de ahí que debas evitar productos químicos dañinos y tóxicos que repercuten en todos los seres vivos, como por ejemplo los limpiadores convencionales para el hogar o para las oficinas. También están presentes las sustancias químicas en pinturas y barnices, por lo que la contaminación se vería drásticamente reducida si en todas las casas se pintaran las paredes con pintura ecológica certificada, y se usaran barnices sin disolventes.
Otro apartado igualmente preocupante que los anteriores, es la contaminación del agua y la tierra, y ahí entran en juego dos productos unidos a la era contemporánea: el petróleo y el plástico.

Contaminación por plástico
Se sabe para el año 2050 habrá más plástico que peces en nuestros océanos, según el último informe presentado por el Foro Económico Mundial en enero del 2016. Y ya sabemos que esos plásticos están siendo ingeridos por la mayoría de los peces y aves marinas, es decir, que está entrando en las cadenas alimenticias de todos nosotros.
El vivir sin combustibles fósiles como el petróleo, supone quizás el mayor reto al que nos tendremos que enfrentar en un futuro no muy lejano, pero por desgracia, ya ha pasado una factura imborrable en la propia vida del planeta: mares y costas contaminados que tardarán muchos años en recuperarse, aunque nunca tal y como estuvieron.
3. Poner en marcha una economía circular
La economía circular va a ser nuestro mejor proyecto de futuro. En un lugar donde la basura nos invade, habrá que ir pensando en reutilizar esa propia basura para crear nuevos objetos. Todo podrá ser susceptible de ser utilizado, preservando en todo momento el capital natural.
Dos caras de la Tierra

Los conceptos como reparar, que prácticamente ya ha quedado en desuso en muchas sociedades actuales, comenzará de nuevo a brillar como si acabáramos de encontrar la llave de nuestra propia existencia. A él se suman los de mantener, redistribuir, reusar, remanufacturar y reciclar, en una cadena sin parangón. Una transición progresiva que no debe de frenarse por nada, ya que es el único camino como civilización que tendremos.
“Todo fluye, todo cambia, nada permanece”, las palabras del filósofo Heráclito de Éfeso vienen a ser el paradigma de esa economía circular en la que las energías renovables “alimentarán” nuestra vida, y en la que la obsolescencia programada quedó como un mal sueño.
4. Salvaguardar nuestros recursos naturales y la fauna que en ellos habita
La biodiversidad de nuestro planeta está desapareciendo por causas humanas. El Índice de Planeta Vivo 2016 demuestra que toda la flora y la fauna están en claro peligro, teniendo como datos entre los años 1970 y 2012 una reducción de casi un 60%, que para el año 2020 (lo tenemos a la vuelta de la esquina) será según todas las previsiones, en torno a un 75%.
La clave se encuentra en equilibrar esas actividades humanas y el uso de los recursos naturales que vulneran los ecosistemas en los que viven esos seres vivos, esenciales para la vida en el planeta. El síndrome del planeta enfermo nos acompaña, ahora solamente tendremos que adaptarnos a todas esas circunstancias, la resiliencia es nuestra única salida.

Los seres humanos han modificado la mayor parte de la superficie terrestre de la Tierra, pero los primordiales problemas que hay que resolver y cuya amenaza está afectando a la vida y reproducción de la mayor parte de las especies son: el cambio climático, la sobreexplotación, la pérdida o degradación del hábitat, las especies invasoras, las enfermedades y la contaminación.

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