Cada día metemos nuestra basura en bolsas opacas, la sacamos fuera de casa y la depositamos en un contenedor, que se vacía en un camión y se la lleva fuera de nuestra vista por arte de magia. ¡Ojalá fuera así de mágico! Todo sería mucho más sencillo.

En realidad, más de la mitad de nuestros residuos acaban en un vertedero. Los vertederos son agujeros gigantes cavados en la tierra que se sellan en el fondo para que los líquidos contaminantes de nuestra basura no pasen a aguas subterráneas contaminándolas.

A medida que se van tirando desperdicios, unas apisonadoras los aplastan para que la basura ocupe menos espacio. El problema de este método, entre otros muchos, es que en los vertederos no hay oxígeno que permita a la materia orgánica descomponerse y reincorporarse en la tierra de forma natural. Si tenemos en cuenta que el 37% de la basura que llega a los vertederos en España es materia orgánica, es bastante preocupante.

Si gestionásemos bien nuestros residuos orgánicos, eso que ahora es basura contaminante, lo podríamos convertir en un excelente abono para nuestros cultivos. Convertiríamos un problema en una ventaja, menos residuos en nuestros vertederos y la obtención de un material aprovechable y valioso.

En realidad, hay muchas formas de hacerlo y cualquiera funcionaría mejor que seguir enterrando residuos orgánicos junto al resto de basura que no sabemos cómo gestionar.

Tipos de Conmpostaje

Dependiendo quién gestione el compostaje tenemos que distinguir entre dos tipos:

Compostaje casero o comunitario

Consiste en hacer compost en casa o en una pequeña comunidad, como puede ser un grupo de vecinos. En este caso, lo gestionan y aprovechan los propios vecinos. El abono que se obtiene es de muy buena calidad y se puede utilizar en jardines o en las propias plantas que tengan en casa.

Una de las principales ventajas de este tipo de gestión es el ahorro económico y de emisiones, ya que no es necesario que ningún camión se pase a recoger ni transportar nuestros residuos orgánicos hasta ninguna planta de compostaje industrial ya que los gestionamos nosotros mismos.

Además, es una forma magnífica de hacer educación ambiental ya que nos ayuda a comprender los ciclos de la naturaleza y cómo en ella todo tiene valor y es reaprovechado. El concepto de basura realmente es algo que pertenece al ser humano. Ver cómo lo que considerábamos basura desaparece tras unas semanas y se convierte en alimento para las plantas tiene algo de mágico.

Compostaje centralizado

En España, hace tiempo que se está instalando en muchas ciudades en el quinto contenedor, el de los residuos orgánicos. Los ciudadanos introducen en ellos la materia orgánica que posteriormente se lleva a plantas de compostaje industrial para tratarla.

Este compost es de menor calidad ya que es más difícil controlar lo que los ciudadanos tiran a estos contenedores. Aun así, se puede utilizar en los parques y jardines, así como para reparar suelos dañados.

Cuando se implante este sistema de forma generalizada, dejaremos de rellenar los vertederos de materia reaprovecharle, aliviando el espacio que hay en ellos y reduciendo las emisiones de gases efecto invernadero.

En los vertederos se genera el 11% de las emisiones de metano a nivel mundial, ¡y este gas contribuye al cambio climático 21 veces más que el dióxido de carbono!

Además, podremos abonar los cultivos con nuestra “basura” y reducir la cantidad de abonos químicos y fertilizantes que usamos actualmente y que contaminan el agua.

Y sobre todo, sería un paso más hacia la economía circular.

Tenemos que empezar a considerar los vertederos como algo del pasado. En países como Suecia, Alemania o los Países Bajos ya no existen y la Unión Europea tiene como objetivo que los residuos que acaben en los vertederos en 2035 sean como máximo el 10% de los actuales pero aún quedan 15 años para eso. ¿Para qué esperar tanto? Podemos empezar ya.