Cuando pensamos en métodos para ahorrar agua, ¿qué es lo que se nos viene a la cabeza? Puede que sea tomar duchas más cortas, cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o recoger el agua de la ducha mientras ésta se calienta.
Pero muy pocas veces nos paramos a pensar en la cantidad de agua empleada en fabricar los productos y servicios que consumimos a diario. Por ejemplo, ¿cuánta agua lleva un café?
Lo primero que se nos viene a la cabeza son los 150 ml de la taza, pero ¿sabías que para producir la cantidad de café necesaria para hacer esa taza, hacen falta 132 litros de agua?
Es la llamada huella hídrica.
¿Qué es la huella hídrica?
Según la definición de Water Footprint Netwok “la huella hídrica es la apropiación que hacemos los humanos de agua dulce por volumen de agua consumida y/o contaminada”. Medir el agua que se emplea en la fabricación de los productos cotidianos es muy útil para ser conscientes de en qué productos estamos empleando y contaminando un bien tan valioso como es el agua dulce.
Los humanos “tragamos” una media 5000 litros de agua dulce al día (de 1500 a 10000 litros dependiendo de qué comamos y dónde vivamos).
¿No es una barbaridad?
En España, estamos en el octavo lugar a nivel mundial con un promedio de 6700 litros por habitante al día.
¿Qué productos tienen mayor huella hídrica?
Todos tenemos que vivir, consumir recursos, generar emisiones y tener huella hídrica es prácticamente inevitable pero sí podemos reducir el consumo de agua dulce escogiendo en la medida de lo posible productos con una menor huella hídrica.
Según la ONU, el 70% del agua dulce mundial la invertimos en producir alimentos, y la carne es con diferencia el que más agua necesita. Para producir un solo kilo de carne de vaca hacen falta 15400 litros de agua (8.700 litros para 1 kg. de cordero; cerca de 6.000 litros para 1 kg. de cerdo y 4.300 litros para 1 kg. de pollo).
La mayor parte, un 99%, se emplea en cultivar el campo para alimentar a las vacas. En cambio, para producir un kilo de lentejas ”sólo” hacen falta 50 litros.
Lo mismo ocurre con los lácteos.
Para producir un vaso de leche son necesarios 255 litros de agua, cuatro veces más que para la leche vegetal que más agua consume de todas, la de almendras. Entre las alternativas vegetales, la más sostenible sería la de avena.
Está claro que una dieta con menos productos de origen animal y más legumbres y vegetales nos beneficia a todos.
Pero no sólo de comida vivimos, también nos vestimos, nos transportamos, hacemos deporte, usamos servicios. Y todo ello también lleva implícito un gasto de agua invisible.
Por ejemplo, para fabricar unos simples vaqueros hacen falta 8000 litros de agua. La mayor parte de esta agua se la traga el cultivo de algodón que necesita 10000 litros de agua para producir un sólo kilo.
Pero el producto con mayor hídrica es sin duda el chocolate, sí, como lo has oído. Producir un kilo de chocolate nos “cuesta” unos 17200 litros de agua, por lo que producir una barrita de 100 gramos de chocolate ¡costaría 1720 litros de agua!
¿Qué podemos hacer nosotros?
Cambiando nuestros hábitos de consumo podemos reducir muchísimo nuestra huella hídrica. Utiliza una calculadora para ver cuál es tu punto de partida y ve avanzando poco a poco desde ahí.
Como hemos visto, comer más vegetales y menos productos de origen animal es la forma más efectiva de reducir tu huella hídrica.
No hace falta que te hagas vegano o vegetariano si no quieres, simplemente reduciendo el consumo de estos productos puedes crear una gran diferencia.
Lo mismo ocurre si puedes sustituir una taza de café (132 litros) por una de té (27 litros), hacer intercambios de ropa o adquirirla de segunda mano (después de todo ya está fabricada).
Y sobre todo, cuando consumas algún producto que sabes que tiene una huella hídrica muy grande, disfrútalo y agradece los recursos que se han invertido en su fabricación.