¿Quieres hacer fotos espectaculares, que llamen la atención y le gusten a todo el mundo? Pues sigue leyendo porque vas a encontrar una fórmula mágica que podrás aplicar a los paisajes, la arquitectura, incluso en la fotografía de personas y también la de objetos grandes o pequeños y rara vez falla.
Puede que lo dicho te suene a charlatanería de vendedor de crecepelo pero no, es tan cierto como que la fórmula mágica consiste en algo tan sencillo, tan modesto pero gráficamente tan eficaz como las siluetas.
Si en una fotografía incluimos una negra silueta sobre un fondo de cualquier color su impacto gráfico será muy alto. Es como si fuera un cartel publicitario con pocos elementos que concentran el mensaje y llaman la atención del espectador por su fuerza gráfica.
¿De dónde viene la fuerza de las siluetas? Pues si pensamos en ello, hay varios elementos que intervienen para lograrla. Por un lado, el sujeto privado de sus rasgos, sus matices, sus colores y reducido simplemente a una forma se convierte en un icono gráfico como los que se usan en la señalética, que son sencillos pero capaces de transmitir por si mismos un mensaje.
Por otra parte, cuando fotografiamos una silueta, generalmente el sujeto está sobre un fondo o liso o, al menos, muy sencillo. Eso simplifica la imagen y la hace muy fácilmente decodificable por el espectador. Finalmente, los ajustes de cámara utilizados para conseguir una silueta suelen producir fondos de color saturado, por ejemplo el azul del cielo o el naranja de una puesta de sol, que resaltan al sujeto en negro.
Pero todas estas razones no son más que una forma de analizar y poner en palabras algo muy sencillo: cuando vemos la fotografía de una silueta suele gustarnos, llama nuestra atención. Así que centrémonos en cómo hacer buenas fotografías de siluetas.
La buena noticia es que siempre que hay una iluminación direccional es posible crear siluetas. Basta con situar la cámara frente a la fuente de luz y hacer que el sujeto se interponga entre ambas. Con eso tenemos un contraluz. Para conseguir que el contraluz sea una silueta tenemos que ajustar la exposición midiendo sólo la intensidad de la fuente luminosa e ignorando el nivel de iluminación del sujeto que, lógicamente, será mucho más bajo. En cámaras automáticas que nos den una medición evaluativa (que compensa la luz del fondo y del centro) siempre podríamos actuar sobre el botón o la rueda de compensación de exposición y ajustarla a -3EV.
Hacemos clic y voilà, tenemos una silueta.
La técnica, como veis, no es complicada. Lo verdaderamente difícil, como siempre, es educar la vista para encontrar en nuestro día a día, en nuestras excursiones, en el monte, en la playa, al visitar ciudades desconocidas, al observar a la gente en la calle… los elementos que pueden componer una buena imagen con siluetas.
Teniendo en cuenta que la naturaleza de las siluetas es reduccionista -prescindimos de los tonos, los rasgos del sujeto, los detalles- tenemos que prestar especial atención a la composición y el equilibrio de los elementos incluidos en el encuadre.
En realidad hay muchas más oportunidades de fotografiar siluetas de las que te podrías imaginar. Estas son algunas:
Amaneceres y atardeceres con un sujeto
Es quizá la silueta más típica, la más tópica pero no por eso pierde su interés. Es cuestión de que el objeto tenga una forma atractiva o el sujeto adopte una postura adecuada y que sepamos distribuir los elementos en el encuadre.
Siluetas nocturnas
Cuando pensamos en siluetas imaginamos escenas soleadas pero la escasa luz de la noche puede producir también interesantes siluetas cuyo atractivo aumenta porque son más inusuales.
Estructuras contra el cielo blanco
En determinadas circunstancias el cielo no es azul intenso ni tampoco naranja o rosa es simplemente blanco. Podríamos pensar que esa circunstancia no es propicia para realizar buenas siluetas pero, desde luego, no es así. Precisamente esa luz plana que convierte al firmamento en una inmensa ventana de iluminación puede producir interesantísimas imágenes si somos capaces de encontrar un sujeto que se recorte contra el cielo, desde personas caminando hasta torres de iluminación, puentes o cualquier estructura opaca que se convierta en negra en el contraluz.
Superficies translúcidas
Una planta o una persona que toca con una parte de su cuerpo una superficie translúcida iluminada desde atrás creará inmediatamente una interesante y misteriosa silueta donde la parte del sujeto pegada al cristal se verá nítida mientras que el resto del cuerpo se irá desvaneciendo y convirtiéndose en una sombra cada vez más difusa. Si encuentras una superficie translúcida en algún momento no desaproveches la ocasión de experimentar sus posibilidades para crear siluetas.
Superficies sólidas
Unas escaleras, los adoquines de una calle o el asfalto son superficies opacas pero… bajo determinadas situaciones lumínicas pueden convertirse en superficies súper reflectantes y en el momento en que un animal o una persona transita sobre ellas se convierte en una silueta si ajustamos bien el diafragma y la velocidad.
Combinaciones de luz y sombras
No veamos las siluetas de una manera reduccionista. Una fotografía con siluetas puede tener también otros elementos que se encuentren iluminados. Esa combinación de elementos con luz y otros a oscuras puede producir interesantes efectos y es, por otra parte, algo muy frecuente en la noche y a veces también a la luz del Sol. Imagina por ejemplo las personas pasando de noche frente a un escaparate iluminado.
Finalmente, si editas tus fotografías, en el procesado puedes darle a tus siluetas el toque final. Estas se beneficiarán de un aumento del contraste y del negro y también de aumentar el brillo hasta que las altas luces alcancen el extremo del histograma o, incluso, que lo sobrepasen si no nos importa que algunas zonas de la fotografía queden quemadas.
Así que ya sabes, la próxima vez que cojas la cámara piensa que ya tienes la fórmula y haz un poco de magia.