Tras la compra de un electrodoméstico o cualquier otro aparato eléctrico o electrónico, y una vez superado el período de prueba que confirma su correcto funcionamiento, es importante proceder a la recogida selectiva de los diferentes materiales que componen su embalaje. De este modo, tras ser convenientemente clasificados en las plantas de selección, quedan a disposición de la industria del reciclaje para convertirlos en nuevos productos sin necesidad de acudir de nuevo a la naturaleza para obtener sus materias primas. Algo que resulta especialmente importante en el caso del papel y cartón.
Solo en España se consumen cada año 4 millones de toneladas de papel y cartón de primera prensada, es decir no reciclado, en cuya obtención son necesarios 70 millones de árboles adultos. Sin embargo la bolsa de basura de un ciudadano medio en nuestro país está formada en un 30 % por residuos de papel y cartón de los que podemos obtener la materia prima para abastecer en buena parte esa demanda. Una fracción de nuestros residuos que se incrementa notablemente cuando compramos un electrodoméstico y debemos gestionar el cartón de su embalaje de manera ambientalmente responsable.
En la obtención de una tonelada de cartón y papel reciclado se ahorran 140 litros de petróleo. Durante el proceso industrial se reduce en un 85% el consumo de agua y en un 65% el consumo de energía. Se evita un 73% de la contaminación atmosférica y un 92% de la contaminación de las aguas. Asimismo, con cada tonelada de cartón que logramos reciclar evitamos la tala de cuatro árboles maduros.
Por eso, y aunque el mejor residuo es el que no se genera y la principal tarea que deben llevar a cabo las empresas a nivel industrial debe ser desarrollar sistemas de embalaje cada vez menos voluminosos y que nos obliguen a gestionar menos residuos, también es muy importante reciclar aquellos que generamos como consumidores depositándolos en su contenedor correspondiente.
Algo que, en el caso del contenedor azul, podemos llevar a cabo de manera mas eficiente doblando y prensando los envases y embalajes de cartón antes de introducirlos en su interior, de ese modo optimizaremos la carga interior y como el camión irá mas lleno contribuiremos a reducir las emisiones asociadas al transporte.
Y los moldes de porexpan o corcho blanco que protegen el producto también se pueden reciclar. Para ello se deben recoger a parte y depositar en el contenedor amarillo desde donde irán a parar a las plantas de transformado donde se conseguirá reaprovechar su material. Un material que se puede valorizar como granza de plastic mix para múltiples y diferentes aplicaciones industriales.
Reciclar los embalajes es el paso final de una compra responsable.