El arte de la fotografía consiste en saber mirar y encontrar algo nuevo en aquellos lugares y aquellos objetos que miles de personas ven a diario sin apreciar nada especial en ellos.

Sin embargo, a veces también al fotógrafo se le nubla la visión, no es capaz de encontrar las imágenes que existen a su alrededor y en ocasiones recurre a la excusa y la justificación alegando que necesitaría cambiar de horizontes, viajar a paisajes singulares, ciudades nuevas… para poder producir imágenes de interés. No es verdad, estemos donde estemos siempre hay a nuestro alrededor innumerables posibilidades para captar fotografías interesantes.

Vasos en la cocina- Omnifoto

La fotografía está en los detalles

Cuando cogemos la cámara en nuestras manos tenemos que hacerlo con la seguridad de que nuestro entorno, sea cual sea, está lleno de buenas oportunidades para crear imágenes memorables. Decía Mies van der Rohe que Dios está en los detalles y con toda modestia yo me atrevo también a parafrasearlo y decir que la fotografía está en los detalles.

Cerrojo- Omnifoto

Es cierto que a veces nuestro entorno puede resultar poco inspirador para el paisaje o la fotografía de calle, o que las personas a nuestro alrededor no nos sugieren interesantes retratos pero ese es el momento de cambiar el chip, como si nos quitáramos una gafas para lejos y nos pusiéramos las gafas de cerca para mirar con atención las miles de pequeñas cosas y detalles que están a nuestro alrededor. Cuando desciendes a ellos, empieza a desplegarse ante tu vista un mundo totalmente nuevo y lleno de profundidad y posibilidades: color, textura, reflejos, contrastes, patrones…

Franchipam- Omnifoto

Puede que un árbol no nos parezca bonito en sí o que el entorno donde está ubicado lo desmerezca pero es absolutamente seguro que un detalle de su corteza, una hoja a contraluz, una telaraña entre sus ramas, un pequeño charco en su alcorque o el laberinto de sus ramas secas recortadas contra el cielo esconden una imagen llena de fuerza que espera la atención de nuestra cámara para despertar y cobrar vida.

Además, por fortuna no sólo el objet trouvé es una fuente inmensa de posibilidades sino que también está en nuestra mano el crear oportunidades de juego, espacios para la creación. Unos vasos en la encimera de la cocina, unas cintas de colores, las luces del árbol de Navidad, unos cuantos cubiertos, papeles con textura o de colores, la urdimbre de unas telas, líquidos con distinta densidad, gotas de agua, objetos oxidados, la proyección de una sombra, la geometría de unas sillas apiladas… la lista de motivos hacia las que podemos mirar para descubrir una imagen de interés es casi infinita.

sombras nada mas- Omnifoto

En absolutamente todos los objetos subyace una posible fotografía, lo único necesario para darle vida es pensar en un encuadre, una luz, una óptica y, sobre todo, trabajar el sujeto y las muchas posibilidades, ángulos y aproximaciones con las que podemos fotografiarlo. Además, la gran ventaja de acercarse a los objetos es que al contrario que las personas, o las escenas con elementos en movimiento, ellos se encuentran pacientemente a nuestra disposición, indiferentes ante el paso del tiempo.

Entrena tu ojo

Ah, por cierto, si a pesar de todo te resulta difícil encontrar la imagen y la fuente de inspiración a tu alrededor, ten en cuenta que como si fuera un músculo, la mirada se entrena y se fortalece con el ejercicio, por eso es preciso coger la cámara, practicar, disparar muchas fotos con ella y así, al final, es seguro que nuestra capacidad para descubrir imágenes a nuestro alrededor, es decir, nuestras posibilidades de desarrollar l fotografía creativa, mejorarán día a día. Así que no lo pienses más, coge tu cámara, mira a tu alrededor, busca la imagen y dispara. Las buenas imágenes están a un click, escondidas en los pequeños detalles.

Lilium- Omnifoto