Aunque nació en 1967 en Nueva York, Las Vegas lleva 38 años acogiendo el Consumer Electronics Show (CES), la mayor exhibición de electrónica de consumo del mundo. Y es imposible que se te olvide desde que aterrizas en el aeropuerto McCarran, poblado de máquinas tragaperras, hasta que empiezas a recorrer, frustrado por su enormidad, los 223.000 metros cuadrados de la feria.

CESHastings

Buena parte del tamaño se debe a los coches que, por sus propias características, ocupan cada vez más espacio –había más de 90 aparcados en el recinto–. Pero si hay algo que caracteriza a esta feria es su variedad. Acostumbrados a otros eventos, como el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, dedicado exclusivamente a la tecnología móvil, el CES es la feria que suma a todas las categorías tecnológicas. Una muestra es el número de categorías para los premios que concede la organización.

Además, el número de artículos premiados por cada categoría supone una interesante reflexión sobre qué tipo de dispositivos han asumido más protagonismo durante la pasada edición, entre el Centro de Convenciiones de Las Vegas y los salones del Cosmopolitan, The Venetian y el Mandalay Bay, plagados de representantes de la industria, periodistas, comerciales y famosos de todo pelaje, como Shaquille O`Neal, Charles Barkley o Deepak Chopra.

En total, hablamos más de 175.000 visitantes acreditados, de los que más de una cuarta parte proceden de fuera de EEUU, recorriendo las casetas de 3.800 compañías.

CES2

Aunque la tecnología en el automóvil y los wearables o ponibles fueron grandes protagonistas del evento, lo cierto es que, como sucede muchas veces, las pequeñas modas de cada año afectan a la percepción general del CES. Este año los polémicos, futuristas y poco prácticos hoverboards, esos monopatines eléctricos con ruedas que ejercen de Segway sin manillar, tuvieron mucho que decir.

Auriculares para el visionado de películas (lo «ideal» para estimular tu vida social), frigoríficos más inteligentes que nunca con un tablet gigante ocupando casi todo el espacio de la puerta, una preciosa carpa levantada por la legendaria marca de guitarras Gibson, drones voladores encerrados en grandes redes para poder hacer pruebas sin enfadar al personal, robots para videoconferencias (no tan distintos al inventado por Sheldon en The Big Bang Theory), coches autónomos, juguetes sexuales conectados, despertadores que te convencen mediante el olfato de que es hora de ponerte en marcha, minifábricas de cerveza para el hogar, airbags personales para esquiadores, un armario que rocía de vapor y refresca la ropa, un (sospechoso) casco para prevenir la caída del cabello…

En Sabemos hemos hecho una (magnífica) cobertura en directo del evento, protagonizada por nuestro compañero Pablo Bronte. En su primera vez, el redactor ha regresado a Madrid atontado por el jetlag pero, sobre todo, abrumado por las dimensiones de un evento realmente inabarcable. En algunos campos, como el de los wearables, era básicamente imposible seguir el ritmo.

ces

En todo caso, lo cierto es que, a pesar de que muchos fabricantes prefieren lanzar sus grandes novedades en eventos masivos propios, Las Vegas sigue manteniendo el interés como un buen lugar para cerrar acuerdos, por la oportunidad de ver cosas diferentes a las habituales.

Por más que se dude del futuro de las ferias, mientras la tecnología que se presenta llegue finalmente a los hogares, lo que pase en el CES seguirá quedándose en el CES.