Como ya sabéis, la semana pasada lanzamos junto a DKV el Observatorio de Salud y Medio Ambiente. Pues bien, fruto de esta colaboración hemos creído interesante repasar algunas de las cuestiones de mayor interés en temáticas tan diversas como el cambio climático, la movilidad, el consumo colaborativo o la alimentación. Y hoy empezamos con el cambio climático y su impacto en nuestra salud.
Concretamente, el cambio climático es la modificación del clima de la Tierra por las actividades humanas. Su origen se encuentra en el calentamiento global. O lo que es lo mismo, el aumento de la temperatura media de la superficie del planeta debido al incremento del efecto invernadero natural originado por el aumento en la atmósfera de la concentración de los gases de efecto invernadero producidos por ciertas actividades humanas.
Entre estas actividades nocivas destacan el consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) para la obtención de energía, el transporte y la industria, la tala y quema de bosques, ciertas prácticas agrícolas y ganaderas y algunos procesos industriales.
¿Pero cómo se traduce todo esto? El cambio climático se pone de manifiesto por evidencias y observaciones científicas, como el aumento de la temperatura media del nivel del mar, la fusión de los hielos de casquetes polares y glaciares, la mayor intensidad de fenómenos meteorológicos extremos y el desplazamiento del hábitat de especies animales y vegetales. Los impactos son variados y mayores a medida que se incrementan las temperaturas.
El IPCC, organismo internacional de expertos, señala que el cambio climático es antrópico (originado por las actividades humanas), inequívoco (hay una notable evidencia científica de su existencia), inusual (está ocurriendo con una intensidad y extrema rapidez que no se ha dado en otros cambios climáticos) e inquietante (por las gravísimas consecuencias para las sociedades humanas tal y como las conocemos y los ecosistemas).
Por tanto, y por lejano que pueda parecernos, el cambio climático es uno de los principales retos ambientales y sociales a los que se enfrenta la humanidad a escala global e influye sobre otras muchas cuestiones. Y es que este fenómeno está teniendo y va a tener muchos efectos sobre la nuestra salud. Reducir las emisiones de CO2 y otros GEI (Gases de Efecto Invernadero) y frenar todo lo posible el cambio climático es esencial para proteger la salud, sobre todo la de los más desprotegidos y vulnerables.
Así, deben ponerse en marcha acciones e instrumentos mundiales, nacionales, regionales y locales que, mediante cambios sociales, personales y tecnológicos, permitan mitigarlo y adaptarnos a sus efectos.