Coincidiendo con la llegada de los días más fríos del año se disparan los niveles de contaminación atmosférica en las ciudades debido al incremento en el uso de los sistemas de calefacción. Razonar ese uso en el hogar no sólo nos ayudará a ahorrarnos un buen pellizco de la factura, ahora que la energía se ha puesto por las nubes, sino que con ello también contribuiremos a mejorar el medio ambiente al disminuir las emisiones de gases contaminantes como el CO2, principal responsable del calentamiento global que atraviesa el planeta.
Lo primero que hay que tener claro es que el correcto aislamiento del hogar es el método más eficaz de ahorrar calefacción. Por eso, antes de poner en marcha la caldera es importante asegurarnos de que estamos evitando la entrada del frío y la pérdida de calor. Para comprobarlo basta con acercar la llama de un mechero a las juntas de puertas y ventanas: si oscila tenemos una fuga, si se apaga lo que tenemos es un problema.
Un buen aislamiento del hogar reduce entre un 20 y un 40% las necesidades de calefacción, y por consiguiente la factura. Por ello, para mantener una temperatura confortable en casa es recomendable instalar burletes aislantes en ventanas y puertas, así como hacer uso de las cortinas para evitar que los cristales actúen como placas de frio y colocar alfombras en los suelos si son de gres o terrazo.
Si estamos pensando en realizar algún tipo de reformas en el hogar podemos aprovechar para instalar ventanas aislantes del tipo “climalit” con doble acristalamiento: ganaremos en confort y silencio. Y si además tenemos la posibilidad de elegir el tipo de energía de nuestra vivienda cabe recordar que el sistema más eficiente y sostenible es el de la calefacción radial alimentada por placas solares: limpia, sana y segura.
En caso de que no podamos escoger esta interesante opción, antes que hacer uso de la electricidad como fuente de aclimatación es más aconsejable optar por el gas natural, mucho más limpio que el que emplea gasóleo, ya que la obtención, conducción y abastecimiento de este tipo de energía genera un impacto ambiental menor al de la electricidad y el petróleo y su consumo muestra un perfil contaminante sensiblemente inferior al resto de las energías fósiles.
[box type=»info»]Un truco práctico[/box]Uno de los procedimientos de calefacción más generalizados en nuestro país es el de circuito de agua, mediante el cual se calienta el fluido en una caldera y se distribuye por una red de tuberías hasta los radiadores. Para optimizar este sistema es importante mantener limpia y en buen estado la caldera, así como no bloquear la parte frontal de los radiadores con muebles o cortinas. Y un consejo práctico y muy útil: si colocamos detrás de los radiadores un material reflectante como por ejemplo una plancha metálica o de madera forrada de papel de aluminio, lograremos multiplicar por dos su eficiencia, especialmente en el caso de aquellos radiadores instalados en paredes que dan al exterior, pues el calor se reflejará en la plancha y rebotará hacia el interior de la habitación.
[box type=»info»]Temperaturas recomendadas[/box]
Respecto a las temperaturas, los expertos en habitabilidad señalan que la temperatura ideal en el interior de una vivienda debe rondar los 20 ºC. Las recomendadas para cada habitación son: comedor, estudio y sala de estar, 19-21 ºC; dormitorios, 18 ºC el de adultos y 20 ºC los de los niños; cuarto de baño y pasillos, 16 ºC. Y no olvidemos que, sin llegar a pasar frío, antes de subir la temperatura es mucho más práctico echar mano de esa vieja chaquetilla de lana que tanto apreciamos o de unos calcetines cómodos, ya que por cada grado que evitamos subir el termostato ahorramos entre un 5 y un 8% de energía.