Tiempo de verano, tiempo de viajes. Y para los que amamos la fotografía, los viajes y el verano son quizás el mejor momento del año, el que llena nuestras pupilas de color y nuestras tarjetas de memoria con nuevas imágenes.
Sin embargo hoy no voy a hablar de la fotografía de viajes en general sino de una sola de sus posibilidades, los retratos. Un país, una ciudad, puede tener más o menos monumentos, más o menos atracciones nocturnas o museos pero lo que es seguro es que tendrá gente alrededor y esas personas pueden resultar excelentes sujetos fotográficos.
Es fácil que estés de acuerdo conmigo pero… puede también que pienses que acercarse a una persona desconocida, apuntar la cámara hacia sus ojos y disparar es algo que resulta un poco intimidatorio, nos da reparo hacerlo. Si ese es tu caso no te acomplejes, nos pasa a todos y por eso abundan tanto las fotografías de desconocidos fotografiados por la espalda.
La clave para conseguir hacer buenos retratos durante los viajes no está en la cámara, el objetivo o la iluminación, consiste fundamentalmente en conectar con el sujeto, ganar su confianza y su autorización explícita o implícita para penetrar en su espacio personal sin causar rechazo. Es obvio que no se trata de una habilidad fotográfica sino simplemente humana y puede que haya algunas pautas de comportamiento que te ayuden a conseguir romper las distancias con éxito:
- Si puedes, tómate algún tiempo para dejarte ver haciendo fotos del entorno, si es un mercado, por ejemplo, da un par de vueltas haz que se acostumbren a ti, que no parezca que eres un furtivo.
- Trata de ser empático, sonriente y decidido que no se te vea temeroso o tímido, así es más fácil que te acepten.
- Comunica verbalmente o por señas tu interés por retratar a alguien y espera a que el sujeto te autorice de la misma manera. Si no quiere, no fuerces la situación, busca otro.
- No tengas comportamientos irrespetuosos ni rompas momentos que en una determinada cultura se puedan considerar íntimos o privados.
- Una vez que has tomado un par de fotos enséñaselas a la persona retratada para que vea qué estás haciendo exactamente y se sienta más cómodo y colaborador. Puede ser la oportunidad para hacerle algunas tomas más relajadamente.
- En todo el mundo los niños son curiosos y les gusta jugar, si se toman la foto como algo lúdico es posible que sean colaboradores… incluso que te cueste quitártelos de encima.
- Mide la luz y haz los ajustes de cámara antes de enfrentarte a tu sujeto porque al no ser un modelo, puede que no dispongas más que de unos segundos antes de que mire a otro lado, se vaya o decida que ya no quiere más.
Por supuesto las reacciones de las personas frente a las fotografías tomadas por desconocidos varían mucho de cultura a cultura. En algunos países musulmanes los fotógrafos no son demasiado bienvenidos y pasa lo mismo en tribus animistas africanas. Sin embargo, el mundo es grande y variado y cada persona en sí es un mundo por lo que el margen de actuación es grande y acaba habiendo posibilidades en cualquier lugar si se trabaja con tacto.
Si tienes la suerte de estar en entornos de países del tercer mundo con poco turismo, es incluso posible que a muchas personas el mero hecho de verse en la pantalla trasera de la cámara cuando les muestras su retrato, les haga sonreír y sea un motivo de regocijo y bromas con sus amigos. Entra en el juego y aprovecha esa circunstancia para hacer más fotos de más sujetos.
Por lo que se refiere a la técnica del retrato en sí, no resulta complicada. Por regla general, trata de usar una distancia focal equivalente de tele corto, entre 70-100 o 135 mm aproximadamente, si quieres centrarte en la persona y evitar las deformaciones de las ópticas gran angulares. Con esas ópticas, utiliza aperturas de diafragma grandes que difuminen el fondo, lo hagan más suave y le den más protagonismo al sujeto. En algunas ocasiones un gran angular puede ser también una opción adecuada si lo que necesitamos es fotografiar a un sujeto y que su entorno esté también bien representado.
Hay muchas circunstancias en las que tus retratos pueden necesitar iluminación complementaria. Si es de día pero fotografías en un interior o a contraluz, el flash puede convertirse en un aliado eficaz para conseguir una iluminación equilibrada. Sin embargo, asegúrate de que la potencia del flash no sea tan alta que oscurezca el fondo y dé lugar a una imagen poco natural. El nivel de luz del flash debe ser igual o un poco inferior al de la luz del entorno.
En los retratos nocturnos evita fotos en las que el sujeto esté iluminado por el flash y todo lo demás quede negro. Para ello asegúrate de que ajustas el diafragma que se necesita para la potencia del flash escogida y que ajustas la velocidad de disparo de la cámara para la intensidad de la luz ambiente, de modo que ésta también quede bien reflejada. Si es necesario sube la sensibilidad ISO hasta conseguir el resultado deseado.
Finalmente, como ocurre con cualquier género fotográfico, sé consciente del encuadre y la composición para que resulten armónicos y evita cosas como que al sujeto le salga una farola de la oreja, un poste de la cabeza o cualquier otra coincidencia que arruine la imagen.
Así que ya sabes, vayas donde vayas este verano de vacaciones asegúrate de que reúnes el valor suficiente para volver con unos cuantos retratos de los que te sientas orgulloso.