Si quieres que tus fotos tengan algo especial, empieza por buscar o crear una luz especial. La fotografía es el arte de la luz, pero casi cuanta menos luz hay en una fotografía más arte se encuentra en ella. Bueno, este quizás sea un juego de palabras facilón pero, realmente, no carente de sentido.
Pensad en un paisaje al anochecer o ese mismo paisaje bajo un sol inmisericorde a las 12 de la mañana. Es muy posible que bajo esta última iluminación la fotografía del lugar resulte un tanto anodina, descriptiva sí, pero evocadora posiblemente no. Hay luces que sirven para escribir imágenes en prosa y otras que crean poesía.
La búsqueda de una iluminación especial nos lleva muchas veces al atardecer, al anochecer y a los momentos que los preceden, los lugares en penumbra, las calles a la luz de los coches o las farolas, los interiores con velas o bombillas de poca potencia, etc.
Sea cual sea el escenario que escojas, la fotografía con iluminación escasa te abre un nuevo mundo listo para explorar. Te permite, por ejemplo, tomar fotografías con largos tiempos de exposición que consiguen efectos que sólo la cámara es capaz de crear ya que el ojo no puede apreciarlos. Es el caso de las estelas luminosas producidas por los coches en movimiento, el sutil efecto seda en las corrientes de agua o los peatones fantasmales y movidos o, incluso con tiempos verdaderamente largos de exposición, los lugares desiertos porque nadie permanece tanto tiempo ante el objetivo para dejar su impronta en la fotografía.
Dentro de esa frontera desconocida a explorar está también la respuesta cromática del sensor a los niveles bajos de luz. Verás que las fotografías muestran colores que posiblemente tú no habías apreciado. Es el caso de la famosa hora azul (al anochecer) pero también los colores podrían ser inusualmente rosados o cálidos en función de la temperatura de color de las fuentes de luz existentes y el tiempo de exposición.
Para poder hacer las mejores fotografías bajo esas condiciones es conveniente tener presentes unos cuantos consejos:
1. Utiliza una sensibilidad ISO alta, tan alta como tu cámara «aguante». ¡Ojo! No me refiero a la más alta que sea posible ajustar, sino la que siendo más alta produce un nivel de «ruido» aceptable que no desvirtúa la fotografía. Para quien no lo sepa, el ruido es esa granulación generalmente multicolor que aparece en las zonas de sombra o no iluminadas cuando forzamos el ISO. Cuanto más modernas son las cámaras mejor responden en sensibilidades altas produciendo menos ruido.
2. Si la nitidez es importante (a veces podemos decidir prescindir de ella por motivos artísticos) busca un soporte para tu cámara. El más obvio es un trípode pero si no lo tienes o no lo llevas encima intenta apoyar la cámara en una mesa, el poyete de una ventana, contra tu pecho, apoya todo tu cuerpo contra una pared… incluso un simple cordón de unos 150 cm puede aportar muchísima estabilidad. Pon en un extremo una pieza de metal o madera que puedas pisar, en el otro un tornillo que ajuste en la rosca de trípode de tu cámara y tensa la cuerda mientras enfocas a tu sujeto y disparas. La cámara estará mucho más firme, la foto más nítida.
3. Usa el formato RAW para captar las imágenes porque gracias a él podrás recuperar muchísima información en las sombras durante el procesado y además tendrás una profundidad de tonos y color muchísimo más grande. Esto equivale a decir que podrás editar la fotografía en Photoshop® u otro programa y aguantará mucho mejor la manipulación que si captaras las imágenes en jpg. Para que te hagas una idea un jpg tiene una profundidad de 256 colores mientras que un fichero RAW de un sensor de 14 bit contiene 16.385, importante diferencia.
4. Hay un consejo más, aunque resulta muy obvio, usa objetivos luminosos. Si utilizas una cámara réflex probablemente tengas varios objetivos y unos serán más luminosos que otros. Si fotografías con compactas de ópticas no intercambiables, no hay esa elección, pero ¡ojo!, algunos de los objetivos zoom incorporados en esas cámaras tienen una apertura variable. Son más luminosos en las distancias más gran angulares y la luminosidad disminuye conforme ajustamos la distancia tele, algo que deberás tener en cuenta cuando compongas y midas la luz.
5. Si no queda más remedio, complementa la luz. Puedes usar un flash para ello pero úsalo con sabiduría para iluminar algo en concreto y no permitas que destruya la luz ambiente general. Úsalo, por ejemplo, para iluminar una persona o una estatua en primer término recortada contra un atardecer. Para que tanto la persona como el fondo de atardecer queden bien, si tienes una cámara con modo manual, ajusta el diafragma para la potencia del flash y pon la velocidad de obturación para que la luz ambiente quede bien plasmada con ese diafragma escogido. El destello de un flash es muy breve, milésimas de segundo, por lo tanto aunque ajustemos una velocidad de exposición larga, su luz no llegará al sujeto más que durante una fracción de segundo
¿Sabes una cosa más? Hay días que no tienen sol pero siempre vamos a encontrar a lo largo del día un momento en el que la penumbra se apodera de la escena, cualquiera, y nos ofrece la oportunidad de captar imágenes inusuales ¿Te lo vas a perder?