Arrancamos de nuevo con otro capítulo de nuestros artículos sobre el Observatorio DKV de Salud y Medio Ambiente. En esta ocasión queremos hablaros sobre el modelo de movilidad predominante en la mayoría de ciudades, que hace que el tráfico motorizado se convierta en un grave problema ambiental. Y es que, aunque se van poniendo en marcha acciones en este sentido, queda mucho por hacer todavía.
Muchas ciudades están congestionadas, ocupadas por el coche y rebasan los valores límite para la salud humana de calidad del aire establecidos por la legislación europea y española a causa de la contaminación
atmosférica. Y con más frecuencia los más exigentes valores guía que establece la Organización Mundial de la Salud.
El tráfico rodado motorizado es, con diferencia, el principal responsable de ello, aunque también hay otras fuentes de contaminación del aire como la industria, las obras de construcción y demolición, etc. El tráfico ocasiona numerosos problemas para nuestra salud, nuestra calidad de vida y nuestro entorno, además de la contaminación atmosférica.
Se ha demostrado que la reducción de la contaminación del aire se asocia directamente con un aumento de la esperanza de vida y una reducción de las enfermedades provocadas por ella, que van más allá de
las enfermedades respiratorias.
La movilidad sostenible y saludable es un reto de ciudadanos, instituciones, administraciones, industria… que no podemos dejar pasar para mejorar la salud.
Pero ¿cuáles son los impactos negativos de tráfico?
El tráfico motorizado es la principal causa de contaminación atmosférica en nuestras ciudades. Según la OMS, produce 300.000 muertes prematuras al año en Europa. Supone la reducción de la esperanza de vida
media de los europeos en casi un año. En España se estiman en 16.000 los fallecimientos prematuros anuales por una inadecuada calidad del aire. Niños, ancianos y personas con patologías previas son los más
vulnerables a sus efectos, que nos afectan a todos.
Los contaminantes producidos por el tráfico, como las partículas (PM10 y PM2,5), el ozono (O3), los óxidos de nitrógeno (NOX) son los responsables de producir o agravar enfermedades respiratorias (asma, EPOC…) y cardiocirculatorias (cardiopatías isquémicas, infartos, ictus..). Los últimos estudios (2013) apuntan incluso que es causa de diabetes, alteraciones cognitivas y bajo peso al nacer. La OMS estableció en 2012 que las humos de los motores diésel eran cancerígenos del tipo 1, los más importantes, provocando cáncer de pulmón y posiblemente, de vejiga.
El 80% del ruido urbano es generado por el tráfico y el transporte. El ruido es un contaminante invisible que tiene numerosos efectos negativos sobre la salud, no solo auditivos, sino, en el caso del ruido ambiental, extrauditivos: genera molestia, dificultades de comunicación, alteraciones del sueño, enfermedades cardiacas, estrés, etc. Puedes ampliar información en el Observatorio de Salud y Medio Ambiente DKV Seguros “Ruido y salud”.
Los vehículos ocupan una gran parte del espacio de nuestras ciudades mediante sus infraestructuras de circulación y los enormes espacios de aparcamiento de vehículos en las ciudades. En algunos nuevos barrios
el 50% de todo el espacio está ocupado por el transporte motorizado individual. Los vehículos motorizados son los responsables de los atascos y la congestión de nuestras ciudades y de la pérdida de calidad de muchos
entornos urbanos. El hurto de espacio y la agresividad del tráfico restan autonomía a grupos sociales como la infancia y la vejez.
El 50% de los viajes en coche en la ciudad son inferiores a 3 kilómetros. ¡Y el 10%, menores de 500 m! El 75% de los vehículos llevan un solo ocupante. Y el índice medio de ocupación es de tan solo 1,2 personas por vehículo. El coche promueve la sedentarización, un gran problema de salud que contribuye, por ejemplo, al sobrepeso y la obesidad de adultos y niños. Se calcula que el europeo pasa 15 días completos al año
dentro de su coche.
El transporte por carretera fue el responsable en 2011 del 22,4% de nuestras emisiones de CO2, el principal gas que contribuye al calentamiento global y el cambio climático. Y del 40,2% del consumo de energía final de nuestro país, cuya dependencia energética exterior es del 76,1%. El coche familiar representa el 12% del consumo energético final de España. Y supone casi un 14% del presupuesto familiar, unos 4.400€ al año entre amortización del vehículo, combustible (1.200€), impuestos, seguros, peajes, mantenimiento y reparaciones.