Todos hemos oído hablar del camino de Santiago. Pero, ¿sabías que existen muchas otras rutas de peregrinación?.
Este otoño tuvimos ocasión de conocer una de las vías de peregrinaje más antiguas del mundo, la vía Francígena que une Jerusalén con Roma. Y así fue como a lo largo de una semana disfrutamos a pie de sus últimas etapas a las puertas de Roma, en la región italiana de Lazio.
Ay! disculpa que no me haya presentado. Brevemente, pues ya tendrás ocasión de conocerme en profundidad poco a poco, soy Inma y tengo un blog de viajes llamado A World To Travel en el que relato mis experiencias viajando alrededor del mundo sola o con la compañía de mi incansable compañero de aventuras, Jose.
Hace poco que viajamos ya con nuestra nueva Panasonic Lumix G7 y sus dos lentes 14-140mm y el gran angular 7-14mm. Y de vez en cuando tendrás ocasión de echar un vistazo a nuestras andanzas por aquí.
Pero prosigamos, ¿te vienes a descubrir la vía Francígena con nosotros?
Pues cálzate unas buenas botas, reduce tu mochila al mínimo y trae contigo toda tu energía para disfrutar del camino.
Estas fueron las etapas que realizamos. Como verás si te fijas lo suficiente, no son exactamente las que deberían ser de caminar la vía Francígena con más tiempo. Al contrario, nuestro itinerario nos llevó a veces a saltos entre los puntos de interés que nos íbamos encontrando en el camino. ¡Pero es lo que tiene el querer contároslo todo!
ITRI – FONDI (8 km)
Partiendo del castillo medieval de Itri, y con parada técnica en Epitaffio, empezamos caminando el trecho que hay hasta Fondi.
Una vez allá, conocimos su castillo y el monasterio de San Magno. Ya por la tarde, visitamos el Parco della Rimembranza en Terracina y su Piazza del Municipio, en el Foro Romano, siempre llena de vida.
Desde allá descendimos por la calle Anita Garibaldi hasta Porta Romana y pudimos apreciar la hospitalidad italiana. A nuestro paso, comerciantes y locales saludaban sonrientes y nos invitaban a descansar un rato en sus establecimientos con un buen vino y algo de picar.
Esa tarde terminó en el Monte Sant’Angelo, donde descubrimos el templo antiguo de Jov Anxur y unas vistas impresionantes de la bahía.
FOSSANOVA – PRIVERNO (5 km)
Nuestra segunda etapa arrancó en la inmaculada abadía de Fossanova, de líneas simples, altura palacial y mucha luz y continuó a lo largo del río Amaseno hasta que alcanzamos Priverno. No sin antes poner a prueba nuestra forma fìsica en los últimos metros como si del final de una etapa ciclista se tratase. Y es que como ya sabéis la mayoría de pueblitos italianos con encanto se encuentran en lo alto de una colina, gobernando el territorio circundante.
Tras comer en un edificio histórico cercano, el Foro Appio, continuamos camino ya por carretera hacia Ferentino donde pasamos la noche.
ANAGNI – PIGLIO (12 km)
Como no podía ser de otra manera, empezamos la jornada tras una breve visita de la cripta medieval de la catedral de Santa Maria, en Anagni. Tras ello, recorrimos a pie una vez más la ruta que discurre entre ambas poblaciones siguiendo la antigua vía del ferrocarril.
Piglio nos sorprendió. No solo por la cantidad de bodegas y vida en sus calles, sino también porque nuestra llegada coincidió con un festival de escalada ¡en las fachadas de todas las casas del pueblo!.
Pero debíamos continuar con nuestra ruta, así que después de comer nos dirigimos a Nemi, a la espera de la penúltima jornada. No sin antes pasarnos por Genzano y el parque Sforza Cesarini, con unas vistas de excepción sobre el lago Nemi
NEMI – CASTEL GANDOLFO (13 km)
Si bien todas las etapas hasta aquí habían tenido un fuerte componente urbano aunque discurriesen en la naturaleza, no fue hasta esta parte de la vía Francígena cuando finalmente nos adentramos en un bosque durante toda la mañana.
Así caminamos la distancia entre Nemi y Albano, a las puertas de Castel Gandolfo, cuyos jardines también visitamos antes de la comida.
Al atardecer, pusimos camino ya hacia Roma, para la última jornada del viaje.
RESERVA NATURAL INSUGHERATA – ROMA (14km)
Aunque la idea estaba clara, cosas del directo, no pudimos realizar la ruta prevista para esta jornada completamente: Insugherata – camino de Monte Mario – via Trionfale – plaza de San Pedro.
Aún con todo, si picamos de aquí y allá y visitamos algunas áreas periféricas de Roma antes de llegar a su epicentro, donde como estaba previsto, nos hartamos a sacar fotos. Y es que no importa que ya hubiese estado en esta ciudad unas cuantas veces. Roma atrapa siempre.
Pero, ¿repetiría también la experiencia de caminar la vía Francígena?
Posiblemente.
Sus paisajes infinitos, sus pequeños pueblos con encanto, la afamadísima cocina italiana, el calor de sus gentes que hacen sentir al viajero como en casa desde el primer momento (especialmente si llega a pie como es el caso en una ruta de peregrinación) y el fuerte componente histórico siempre presente en Italia, hacen de esta ruta una experiencia única que recomendamos a todo aquel al que le guste el turismo pausado y de calidad.
La buona vita.