A los que os interesa el tema del ahorro, que debéis ser muchos tal como están las cosas, ya sabéis que en este blog siempre que podemos intentamos daros consejos para conseguir mejorar vuestro bolsillo y a la vez contribuir a que aumente vuestra sensibilidad ecológica. Por eso, suponemos que sabéis que, desde junio del año pasado, las viviendas en venta o en alquiler deben disponer de un certificado de eficiencia energética. Este certificado especificará mediante una escala de siete letras, de la A a la G, el nivel de emisiones de CO2 en comparación con las dimesiones del edificio. Las recomendaciones que se hacen para mejorar la eficiencia energética de un inmueble, en el Certificado Energético, pueden ser de gran ayuda  y, por lo tanto, suponen un ahorro económico importante.

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Aún queda mucho por hacer en la concienciación de la población española sobre el ahorro energético. Tomarse en serio la certificación energética  y la sostenibilidad en general supone en muchos casos un importante ahorro económico. La inmensa mayoría de las viviendas certificadas hasta la fecha obtienen unas calificaciones comprendidas entre  las letras F y G (Escala de A-G, siendo “A” la más eficiente y “G” la menos eficiente), dato que nos indica que el parque inmobiliario en España no tiene una buena eficiencia energética y que hay mucho que mejorar. Si bien es verdad que a veces hay que hacer una inversión inicial para optimizar determinados elementos del inmueble, los resultados son visibles en poco tiempo.

Medidas de ahorro

Hay medidas muy sencillas y que pueden suponer un gran ahorro:

1. La sustitución de ventanas por otras más aislantes, ya que tanto el vidrio como la carpintería son importantes para el aislamiento. También es básico que estén bien selladas las juntas y que la caja de persiana tenga buen aislamiento.

2. La sustitución del generador de agua caliente por otro más  moderno y eficiente. Los calentadores antiguos son poco eficientes y su sustitución puede suponer un gran ahorro.

3. La instalación de contadores individuales en sistemas de calefacción centralizados. Son baratos, de fácil instalación y pueden suponer un ahorro de hasta un 30%. Si además se instalan  válvulas termostáticas para poder regular la temperatura de cada radiador, el ahorro puede ser aún mayor. Se favorece así el consumo responsable de energía, ya que cada vecino paga por lo que consume.

4. La mejora del aislamiento térmico interior de la vivienda, en fachadas, para minimizar los puentes térmicos. Por medio de un sistema de aislamiento interior, esta medida es muy eficaz y fácil de acometer.

Se trata fundamentalmente de ahorrar aplicando pequeños gestos muy significativos, como elegir iluminación de bajo consumo o LED, usar correctamente los electrodomésticos y elegir los de menor consumo. También puede resultar interesante no introducir cosas calientes en la nevera y  mantener la puerta abierta el menor tiempo posible. Con respecto a la lavadora o el lavavajillas, es conveniente usarlos siempre llenos, usar en la medida de lo posible los programas económicos y con el agua preferiblemente fría.

Un ahorro de hasta 2.500 euros al año

Esta semana hemos encontrado un buen ejemplo de esto que estamos intentando explicar. La empresa murciana Tenaga Ingenieros ha realizado un estudio monetizando el ahorro energético y demostrando cómo la eficiencia energética puede ser la mejor aliada ante las imparables subidas de la factura eléctrica. Una vivienda mejor adaptada energéticamente permite a su inquilino ahorrar entre 1.000 y 2.500 euros al año.

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Según esa comparativa de precios,  una vivienda de unos 100 metros cuadrados con una calificación G y que mantuviese siempre las condiciones de confort, presentaría un consumo anual aproximado de 15.184 kWh de electricidad, lo que equivale a unos 2.521 €/año con impuestos incluidos. Si se realiza la misma simulación en una vivienda que tenga una buena calificación, una C por ejemplo, serían unos 6.300 kWh/año, lo que equivale a unos 1.045 €/año. Si nos vamos a una calificación excelente, una A,  estamos hablando de 1.250 kWh/año, lo que equivale a unos 207 €/año.

Esto quiere decir que la diferencia entre la misma vivienda con calificación G o C es de 1.497 euros al año, casi 125 euros mensuales, una cantidad que repercute y mucho en el bolsillo de las familias. En el caso de la diferencia entre esa misma vivienda calificada con G o con A, el ahorro económico se dispara hasta los 2.314 euros/año, lo que supone casi 200 euros mensuales.

Un claro ejemplo de que la concienzación en temas de eficiencia energética nos puede ayudar a mejorar nuestras vidas ostensiblemente, tanto en lo que repercute en nuestro bolsillo como en el cuidado del Planeta.