Foto del mes: Polinesia Francesa

Playas paradisíacas, arenas blancas, gentes encantadoras y un fondo marino de gran belleza. Así es la Polinesia, la última parada de Aleyda y Ariadna en su particular vuelta al mundo de EligeNuestraAventura.

¡Aquí la tenéis!

País: Polinesia Francesa
Población: Raivavae
Día: 19-04-2012
Hora: 08:42
Localización: Laguna de Raivavae
Modelo: Lumix DMC-FT2
Objetivo: LEICA DC Gran Angular 28mm
Apertura: Auto
Velocidad: Auto
ISO: Auto
F= Auto
Balance de blancos= Auto

En el archipiélago de la Polinesia Francesa hay cientos de islas desconocidas y diminutas para visitar. Teníamos que elegir algunas porque ni el presupuesto ni el tiempo nos daba para visitarlas todas. Moorea y Huahine eran una apuesta segura: cercanas, con muy buenas referencias y con la posibilidad de llegar en ferry a un precio asequible.

Con el resto de presupuesto teníamos 2 opciones: visitar el resto de islas más cercanas a Tahiti y seguir con el circuito turístico más habitual, o invertirlo todo en una sola, pero más lejana. Todos nos hablaban de Raivavae, una pequeña isla en el archipiélago de las Australes sobre la que todos los polinesios no dudaban en afirmar que tiene la laguna más espectacular de la Polinesia. Con esas referencias, ¿quién iba a dudar?

Una laguna es lo que se forma entre una isla volcánica y su barrera de coral. Decían que la de Raivavae era la que tiene el azul más intenso de todas, así que preparamos la mochila, nuestra cámara sumergible LUMIX DMC-FT2 y nos fuimos a pasar 3 días a Raivavae impacientes por adentrarnos en sus aguas.

Para ello necesitamos dos kayaks y la cámara. La LUMIX DMC-FT2 además de ser una cámara sumergible tiene muchas otras ventajas: es resistente a golpes de remo y tiene una carcasa que no deja que se filtre la harinosa arena de las islas. En aguas limpias y claras la cámara capta una imagen perfectamente nítida, y ese fondo marino lo cumplía todo. Marta, una experta submarinista, cogió aire y se sumergió para explorar los corales cercanos. Para captar la imagen sólo faltó usar la opción automática y dejar que la cámara hiciera el resto.

Anécdota: Los dos kayaks con los que conseguimos inspeccionar la laguna eran individuales y nosotras 3, así que no quedó otro remedio que compartir uno…le cedimos a Marta uno y nosotras nos apretujamos en el otro. En una laguna hay fuertes corrientes, pero además ese día se sumó el viento y en consecuencia el oleaje. Cuanto más nos adentrábamos más nos costaba remar y más agua nos entraba en el kayak. Pasamos unos minutos de pánico pensando que la embarcación podía hundirse, ¡pero vencimos! ¡El achique con un gorro de tela había funcionado!

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