Bergen es el lugar más benigno de Noruega. Aunque llueve más de 200 días al año, sus temperaturas en invierno se pueden soportar porque no llegan más allá de los 10 grados bajo cero. Estas condiciones y su ubicación privilegiada entre asombrosos fiorodos, la convertien en parada obligada para la mayoría de cruceros que navegan por estas complicadas aguas.
Es una ciudad que vive la noche como ninguna otra en los países nórdicos, que tiene un mercado de pescado con precios desorbitantes pero mercancía única, cuya su belleza es inversamente proporcional a su tamaño y con una parte antigua que es Patrimonio de la Humanidad (junto con Røros son los 2 únicos núcleos urbanos de la clasificación de la UNESCO). Bergen es la puerta de entrada a los fiordos, se puede leer en todos los folletos turísticos, pero también es una perfecta ventana por la que mirar un rincón mágico de un país de naturaleza poderosa.
Visitar Bryggen
Bryggen asiste impertérrito desde hace siglos al paso de barcos, marineros y pasajeros por la ciudad de Bergen. Pasto de las llamas en diversas ocasiones, el puerto que huele a madera y salmón y que parece pintado a lápiz, da la bienvenida al viajero a la segunda ciudad más importante de Noruega. Hace 400 años años ocupó el primer puesto, cuando la Liga Hanseática ocupaba esos establos de fachada estrecha pero de profunda longitud y desde ellos dominaban el comercio entre Escandinavia y el resto de Europa. Un paseo por los estrechos callejones y por las oscuras galerías transporta al viajero al pasado, a la penumbra de la historia, desde la Edad Media a nuestros días. Pero Bryggen es un vestigio muy vivo, en su interior bares, restaurantes, cafeterías y tiendas de souvenirs ponen cuerpo al corazón de la ciudad de Bergen.
Subir al funicular para ver la ciudad y las formas sinuosas de su península
Bergen es una península, eso se ve perfectamente desde el monte Floyen. Hasta allí hay varias formas de subir, siendo la más aconsejable, sobre todo si no estás en forma, hacerlo montado en el funicular Fløibanen. En un día despejado hay una visión brutal que cubre la ciudad, las 6 montañas que la protegen (7 si contamos sobre la que estamos) y los fiordos. Desde allí se puede pasear por rutas señalizadas por el monte o degustar un aperitivo en su idílico restaurante-cafetería. También es una opción llevarse el picnic y tomarlo sentados tranquilamente mientras disfrutamos del paisaje. El funicular funciona todos los días del año desde primera hora de la mañana hasta las 23:00 horas.
Paseo por los fiordos
Los fiordos es el mayor atractivo del sur de escandinava. Dedos de mar que penetran en tierra, en algunos casos hasta 100 kilómetros, creando sinuosas veredas acuáticas salpicadas por pequeños pueblos o edificaciones ignorantes de las leyes de la física y la estabilidad de la llanura. La vertiginosa caída vertical desde cientos de metros de sus orillas rocosas son una muestra de la brutalidad salvaje de la naturaleza por estos territorios. Desde Bergen se pueden realizar excursiones de un día o medio día así como circuitos. Los mejores son el de Sognefjorden, el fiordo más largo y profundo de Noruega, el Nærøyfjord, Patrimonio de la Humanidad, y elHardangerfjorden, también conocido como la Reina de los Fiordos. Hay algunos viajes que incluyen pasar una o varias noches en ruta. El mejor lugar para reservarlas es la oficina de turismo de Bergen, junto al mercado de Pescado. Por unos 150€ se puede pasar un día muy agradable.
Aprender el modo de vida de los miembros de la liga Hanseática (Museo)
No es nuestra intención sugerirte que malgastes tu tiempo visitando museos, peor en este caso sí es una visita útil para entender el pasado de esta ciudad noruega. La Liga Hanseática fue una asociación de comerciantes alemanes que entre los siglos XIII y XVII controlaron el comercio marítimo del norte de Europa. En Bergen estaba su más importante oficina, su sede central, como se diría ahora, y su presencia fue decisiva a la hora de impulsar el desarrollo de este pueblo marítimo. Si moverse de Bryggen tenemos el Museo Schøtstuene, en un edificio perfectamente conservado, nos despliega el lugar de trabajo de estos ricos comerciantes. Aquí aprendemos cómo tenían prohibido relacionarse con mujeres o sus ceremonias de iniciación en el comercio a los niños a la temprana edad de 14 años.
El Hanseático nos enseña donde almacenaban el bacalao, la oficina del capataz, los dormitorios…todo ello en un edificio mil veces reconstruido tras sufrir otros tantos incendios. Por unos 7 € se pueden visitar los dos.
Mercado del Pescado
Esta moderno espacio de cristaleras junto al puerto recreativo es parada obligatoria para consumidores ávidos de productos autóctonos y para curiosos con ganas de merodear y de cotillear. En él encontramos el mejor salmón del mundo, o eso dicen. A juzgar por el precio, 80 € el kilo, debe ser así. También se puede degustar unas gambas recién cogidas en el fiordo para saborear al borde del muelle.Y de paso, seguro que conoce usted a alguno de las españoles que trabaja en el mercado y podrá averiguar sus aventuras para encontrar trabajo en este rico país. En fin, hacerse un españoles por el mundo.
Disfrutar de su intensa vida nocturna
A los de Bergen les encanta la fiesta. En una ciudad en la que es raro el día que no llueve y en la que los rayos de sol se cotizan al alza, sus habitantes pueblan las terrazas haga buen o mal tiempo. En invierno y en verano, la vida nocturna cuenta con actuaciones en directo, bares selectos con ambiente relajado y multitud de clubs nocturnos. En verano sobre todo se celebran varios festivales entre los que sobresale el Bergenfest, un despliegue de música de variado estilo entre los que encontrarás estrellas internacionales y grupos locales. Además cuenta con un apartado exclusivo para grupos de Death Metal, una variante del heavy que nació en Bergen.