Mi afición por la fotografía ha ido creciendo muchísimo en los últimos años. Fue a raíz de empezar a escribir un blog que me interesé por mejorar los encuadres, la composición, y también por saber en qué consistían conceptos fotográficos como la sensibilidad ISO, la velocidad de obturación, o la profundidad de campo. A pesar de haber realizado un curso para aprender a manejarme con una cámara réflex, me considero bastante autodidacta y la mejor escuela para mí está siendo la de observar imágenes en otros blogs y por la red, en general, que suelen inspirarme a la hora de aplicar la creatividad en mis fotos. Justo ahora que estoy descubriendo las posibilidades que me ofrece la LumixGX7, me parece una buena excusa para seguir disfrutando de la fotografía y de capturar momentos de mi día a día. Y muchos de ellos tienen como protagonista a mi hija Gala.
Desde su llegada hace un año, sus papás nos hemos vuelto locos haciéndole fotos con la intención de inmortalizar cada instante: sus primeros minutos de vida, la llegada a casa, su primer baño, su primera sonrisa, el día que empezó a gatear… Supongo que esto nos pasa a todos los padres primerizos, y claro, gracias a los smartphones fotografiar esos momentos es mucho más fácil. Aún así, yo soy de las he preferido usar mucho más la cámara y por eso me la llevado siempre en nuestras excursiones, salidas o viajes, además de improvisar alguna que otra sesión en casa.
A lo mejor soy un bicho raro, pero no tenemos ningún reportaje profesional desde que nació. Preferimos no hacérselo porque nos gustaba más la idea de fotografiarla nosotros y así poder mantener la autenticidad y la naturalidad de esta etapa tan apasionante en la vida de un bebé y también en la de sus padres.
Otra de las cosas que decidimos fue la de preservar su intimidad. Yo soy usuaria habitual en las redes sociales y de alguna forma sentí que no quería exponerla públicamente y es por eso que siempre oculto su rostro. La razón por lo que lo hago no tiene que ver con el miedo sino con el hecho de que creo que no puedo mostrarla sin su permiso. Y el día que sea consciente y le parezca bien que su madre publique una foto suya en su blog o en su cuenta de Instagram, entonces no tendré ningún inconveniente en enseñarla.
Por supuesto respeto a aquellas personas que fotografían a sus hijos y los muestran en las redes, yo por ejemplo sigo muchas cuentas y también otros blogs donde los hijos de quién está detrás aparecen en sus fotos con total normalidad pero en mi caso particular siempre he tenido claro que ser madre no me convierte en dueña de la intimidad de mis hijos. Eso es algo que les pertenece a ellos, y en definitiva, nos pertenece a todos como individuos. Siento que en las imágenes que hoy comparto aquí, en este primer post como colaboradora del blog de Panasonic, no le podáis ver la cara a la cosa más bonita del mundo, pero para mí también es un reto conseguir buenos encuadres y fotografías estéticamente atractivas sin enseñar su cara.
Así que en definitiva, espero durante el próximo año compartamos muchos momentos, algunos serán relacionados con la maternidad, otros con viajes, eventos o lugares que la Lumix G7 me ayude a inmortalizar.