Las modas vienen y van pero luego hay otras que perduran. Desde hace unos tres años, empezaron a abrirse locales en la calle Parlament, a tocar de la famosa avenida Paralel de Barcelona. Tiendas de muebles vintage y cafeterías con mucho encanto empezaron a atraer a mucha gente a esta zona de la ciudad y hoy en día incluso algunos establecimientos se han convertido en lugar de peregrinaje.
Uno de mis favoritos es el Café Cometa, con una decoración ecléctica, mezclando vintage nórdico y arte pop. Es perfecto para hacer un tentempié, con unos sandwiches y zumos basados en ingredientes naturales, además de tener una carta de pasteles caseros que es toda una tentación. El local es pequeño, así que en seguida se llena pero como a mí me gusta ir entre semana y a horas de poca afluencia de gente, siempre suelo encontrar sitio.
Pero la calle Parlament no termina aquí. También soy una asidua al Café Tarannà, y una adicta a su tarta de zanahoria. Su interior te traslada al distrito de Brooklyn en Nueva York, con la combinación de azulejos blancos tipo ‘metro’ y el ladrillo visto. Esa estética industrial le aporta un carácter cosmopolita y, además, es un lugar perfecto para ir a trabajar con el portátil. Muchísimos de los posts de mi blog se han escrito entre esas paredes y es que es un espacio ideal para inspirarse, con mucha luz natural, gracias al gran ventanal que da acceso directo a la calle. De hecho, es bastante habitual ver a personas trabajando con su ordenador, por lo que se respira una atmósfera de lo más creativa. Uno de sus must son los brunch que ofrecen los domingos, así que avisados estáis 🙂
Y como no podía ser de otra forma y para una amante del vintage como yo, otra de mis paradas obligadas en la zona es la tienda El Recibidor, un espectacular showroom de muebles de segunda mano de los años 50 y 60 con piezas y objetos que van desde las mesitas púa de fórmica, a aparadores de teka danesa y máquinas de pinball. Cada vez que renuevan exposición, organizan un vermut y abren las puertas de su tienda de par en par, con música de Julio Iglesias y un ambiente de lo más retro.
Ahora que ya no voy sola o en pareja o amigos, sino que lo hago con un bebé de año y medio, las rutinas han cambiado y claro, hay que adaptarse. A veces resulta imposible sentarse tranquilamente en cualquier cafetería de la calle Parlament y hay que optar por la opción take away o si no, aprovechar que la renacuaja está dormida 🙂 Pero las cosas como son, no lo cambio por nada!