La importancia del estabilizador de imagen para la fotografía de aves

Observar aves en su medio natural es una experiencia incomparable. Las aves de pequeño tamaño como rabilargos, tarabillas u alcaudones, muy comunes en nuestros campos, son algunas de las especies mas fácilmente observables. Los rabilargos son ruidosos un poco traviesos y sobre todo curiosos, se dejan mirar y a veces son ellos los que se acercan a “ver que ocurre”. Las tarabillas, son confiadas y les gusta utilizar lugares visibles como posaderos desde los que cazan o se acicalan. Los alcaudones son altivos y algo reservados, pero a menudo te regalan su presencia desde una de sus atalayas.  Si me encuentro con ellas con el cuaderno de dibujo entre manos, no pierdo la oportunidad de hacer algún boceto.

Con la cámara, por lo general y cuando necesito mucha información sobre una especie en concreto, prefiero el video HD a la imagen fija. Un accesorio muy interesante, que a menudo utilizo para ampliar las posibilidades de aproximación de la Lumix FZ72, es el DMW-LT55, un teleobjetivo de conversión 1,7X que convierte los 60x del ya potente zoom óptico de la FZ72 en más de 100 aumentos ópticos, equivalente a 2.400 mm de una cámara de 35 mm. Lo más sensato y conveniente, utilizando factores de aproximación tan potentes, es el uso de un trípode o un monopie.

Pero, a veces, los encuentros con aves, son inesperados y súbitos, de modo que solo puedes enfocar y grabar. Y puedo asegurar por mi propia experiencia que el estabilizador de imagen cumple su función. Apoyar la cámara sobre una rama, un muro o una roca mejorará aún mas los resultados.

Mínimo volumen, máximas prestaciones y una herramienta indispensable en mi mochila para llevarme al estudio parte de la belleza de estas maravillosas aves.

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