Resulta difícil resumir un intenso verano a través de seis imágenes cuando, en poco tiempo, se ha tenido la oportunidad de recorrer alguno de los lugares más impresionantes de la Tierra.
Con el marco habitual de las montañas, dada mi especialización y pasión por estos bellos santuarios de la naturaleza, los diferentes compromisos laborales me han llevado a recorrer lugares tan distantes como: El Karakorum, el Pirineo y las montañas de Irán.
Cordillera del Karakorum (Pakistán)
La temporada veraniega no podía comenzar de mejor manera. A principios de junio ponía rumbo a la que sin duda puede definirse como la cordillera más impresionantes del planeta: el Karakorum. El motivo de este viaje era acompañar con mi cámara a la alpinista asturiana Rosa Fernández en su intento de alcanzar la segunda cima más alta de la Tierra: el K2, tras vencer una complicada enfermedad de cáncer. Esta actividad formaría parte de un documental sobre la trayectoria y relación de esta gran mujer con las cumbres.
Desarrollar la actividad profesional en un entorno como el del Karakorum es un auténtico regalo, para cualquiera que disfrute interpretando el paisaje a través de una cámara. Mi última visita al K2 fue dieciocho años antes, trabajando para el programa de RTVE “Al Filo de lo imposible”. Desde entonces muchas cosas han cambiado.
En esta ocasión metía en la mochila además de a mi habitual compañera: la Lumix S1H otra gran cámara: la Lumix GH6. Esta nueva incorporación sería la pieza clave para poder realizar vídeo y fotografía durante la ascensión al K2. La mayor ligereza de la GH6, su resistencia ante las grandes adversidades del medio y unas prestaciones muy elevadas fueron el complemento perfecto para poder trabajar adecuadamente en altura. Hace unos años tuve una excelente experiencia con la GH4 grabando en la misma cumbre del Annapurna (8.091 m), con Carlos Soria bajo unas condiciones muy rigurosas. Era el mejor aval para decidirme llevar al K2 este nuevo modelo.
Después de más de un mes de expedición tuvimos que renunciar a la cima por complicaciones de salud de Rosa, ya que el tratamiento al que se ve sometida la hace ser mucho más sensible a cualquier enfermedad. Este incidente no afectó demasiado el desarrollo del trabajo audiovisual, ya que los valores humanos del documental que estábamos realizando iban mucho más allá de los objetivos puramente deportivos.
Montañas del Pirineo
Tras regresar a España de nuestra expedición en Pakistán se presentaba otro inminente viaje a Irán, país con el que tengo una vinculación muy personal. Tan solo permanecería en mi país natal un par de semanas antes de preparar otra vez las maletas. Durante este tiempo tenía el compromiso de impartir un taller de fotografía y vídeo de montaña en un nuevo evento que tomaba como marco las montañas del Pirineo: el Vagamundos Festival.
La formación y divulgación sobre algunos aspectos de mi trabajo también forma parte de mi actividad profesional habitual. A los dos días de aterrizar en Madrid ponía rumbo al Molino de Centenera, junto a la Puebla de Fantova (Graus), sede de este particular festival.
Estando tan cerca del Pirineo era difícil resistirse a realizar una escapada con mi cámara hacia alguna de sus montañas. Una noche junto a los lagos del Anayet y una ascensión a su cima principal fueron la guinda perfecta para este fugaz viaje.
Montañas de Irán
A finales de agosto aterrizaba en la ciudad de Teherán, allí me esperaba mi compañera: Parvaneh Kazemi. Juntos íbamos a guiar a un grupo de españoles en un viaje de dos semanas en este maravilloso país, con el objetivo principal de alcanzar la cima del Damavand (5.610m), el volcán más alto de Asia y techo de Irán.
El resto del mes de septiembre lo pasaría en el que puedo considerar como segundo hogar, visitando amigos, familia y como no, subiendo alguna montañas.