Patagonia: Un recuerdo inolvidable

En este relato, Aner Etxebarria nos transporta a la imponente Patagonia argentina, donde el viento infinito, los bosques de lengas y la presencia majestuosa del Fitz Roy moldean una experiencia que va más allá del rodaje de un documental. Acompañado por Rubén Crespo y equipado con las Lumix S1H, el autor narra un viaje en busca de libertad, autenticidad y conexión profunda con la naturaleza salvaje.

“Del Fuego al Hielo”, el documental sobre el alpinista Pedro Cifuentes y su particular Moby Dick, el Chaltén, es el hilo conductor de una aventura que se convierte en memoria imborrable: un encuentro entre seres humanos y un paisaje que, cuando se revela entre las nubes, deja grabado para siempre un recuerdo inolvidable.

Aner Etxebarria - Patagonia - Lumix S1H

Una energía incesante, conocida como viento patagónico, azota una roca de gigantescas dimensiones oculta tras un denso manto de nubes. Como si de un monstruo mitológico se tratase, su rugir en forma de vendaval roto y agudo nos inquieta, enamora e intimida mientras dudamos si llevarnos las Lumix S1H al rostro para inmortalizar el momento. Es uno de esos instantes en los que uno se debate entre contemplar la realidad a través del visor o bajar los brazos para observarla y retenerla en la memoria. Cuando algo así te sucede en más de una ocasión a lo largo de un mismo viaje, sabes que te encuentras en el lugar y el momento correcto. Aunque las temperaturas sean heladoras, la comida escasa y el suelo sobre el que te acuestes te guarde como sorpresa varias piedras y alguna que otra rama retorcida. Es el lujo reservado para aquellos que aman perderse entre los bosques de lengas, también conocidos como robles de la Tierra de Fuego, quedando prendados del ladrido del huemul, el cantar del pájaro carpintero de Magallanes y el majestuoso volar del cóndor.


Podría seguir describiendo durante horas muchos de los sentimientos que experimentamos a lo largo de aquel viaje a la Patagonia Argentina. Podría incluso convencerme a mi mismo de que fue un rodaje soñado lo que nos llevó hasta las faldas del inmenso Fitz Roy y sus 3359 metros de altura. Sin embargo, creo que fue nuestro deseo de sentirnos libres el que nos empujó a cruzar el mundo para pasar más de un mes en el Parque Nacional de los Glaciares. Un anhelo de libertad, que solo es posible encontrar en el corazón de la naturaleza salvaje. Cuando sientes que te has desprendido de todo lo que te pesa, cuando sientes que te encuentras con la mejor versión de ti mismo y cuando decides que quieres contar una historia en un ecosistema al que verdaderamente perteneces. Un hogar conformado por montañas, glaciares, ríos, bosques, animales y seres humanos originales, en el que la nada lo es todo.


Creo no equivocarme si aseguro que fue aquel anhelo, el que tanto a mi amigo Rubén Crespo como a mí nos llevó a embarcarnos en la aventura. Todo bajo el pretexto de filmar un documental que lleva por nombre las dos caras de la naturaleza: Del Fuego al Hielo. La historia de un alpinista llamado Pedro Cifuentes que, al igual que el capitán Ahab, encontró en el Fitz Roy a su Moby Dick. Obsesión alimentada, en este caso, por el respeto y el amor hacia la grandiosidad de una joya natural conocida por la etnia Aonikenk como Chaltén: montaña humeante. Un relato audiovisual, dirigido por Rubén Crespo, que verá la luz a lo largo del 2026 y que quedará grabado para siempre en nuestra memoria. Porque cuando los vientos se detienen, el silbar del vendaval se desvanece, las nubes se disipan y la indescriptible belleza de esa gran roca emerge sobre los bosques de lengas, se forja un recuerdo inolvidable.

Aner Etxebarria - Patagonia - Lumix S1H


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