Primero de los cuatro meses de mi viaje en auto caravana por los Pirineos cumplido.
Los pueblecitos que parecían abandonados aún esconden gentes, secretos, iniciativas y rincones especiales que voy descubriendo paso a paso. El objetivo es aprender e ir encontrando tanto el Pirineo del hoy, como el que aún resiste del ayer y no está destacado en los mapas ni guías turísticas.
De entrada, Philipe Lavaill un reconocido escultor y artista multidisciplinar me espera en Bescarán (Alt Urgell) para hablarme de sus mas de 20 años adoptado en la zona. Su amor por estas montañas a las que considera una especie de país a parte, acentúa la pasión de sus discursos. Me abre las puertas de una antigua casa que ahora es también su taller. Allí algunos rincones narran historias del pasado, como el de la hoguera sobre el que giraba la vida hace siglos. El fuego, unía a la gente en mitad de esas frías montañas y sus largos inviernos, y a su vera, se contaban y creaban las leyendas, bestiarios y noticias de aquellos tiempos.
Al otro día, madrugo para ir a dar de comer a los caballos con el alcalde. Lanzamos balas de paja montaña abajo, charlamos del presente, y del futuro. Los tiempos cambian y los jóvenes reinventan, las tradiciones se respetan pero evolucionan. Luego, de cabeza a la nieve. Prats de Cadí nos espera una despejada mañana con una panorámica de ensueño. Allí aprendo de los montañeros Pat y Víctor, como estudiar la nieve, su composición, estado y luego calcular el riesgo de aludes.
Después de exprimir los gemelos en las subidas y bajadas de las canales, toca recobrar fuerzas en Cal Basté, un restaurante/posada mítico de Estana. Lluís, nos recibe con historias sobre la zona, guías de las rutas locales, deliciosos guisos de montaña y una cucharada de jarabe de piña de abeto que el mismo macera, para cuidar nuestras gargantas.
No todo es tradición, el Pirineo también es actualidad y me planto en la prueba final del campeonato del mundo de snowboard cross en La Molina. Jornada intensa de emociones, velocidad y competición, con la atención mediática del mundo en el cogote. Bajo hasta Oliana, donde tengo la suerte de acompañar a Raquel Hernández, campeona de España de escalada, en uno de sus días de «spideraventuras». Además de poder disfrutar del espectáculo de tan cerca, Raquel y Eudald me ayudan a dar mis primeros pasitos en el mundo vertical.
Días mas tarde, la impresionante vía ferrata de Oliana, la mas larga de Catalunya, me sirve para aclimatarme paso a paso en esto de trepar montañas. Muy recomendable! El anticiclón me apremia a aprovechar la nieve antes de que se despida hasta el año que viene.. así que me planto en el Vall d’Aran para hacer una ascensión al asequible Tuc d’Aubas y disfrutar de unas vistas privilegiadas tanto del macizo de la Maladeta, los tres miles de Luchón como de buena parte de las cumbres de la Vall d’Aran.
Pasan muchas cosas mas, charlas con lugareños, pueblecitos improbables, termas naturales, vida salvaje, salvaje de verdad. El siguiente paso es por tierras andorranas, pero eso ya os lo contaré en la próxima entrada 😉
Aquí os dejo una galería de fotos del primer mes:
