Cuando el pasado 19 de septiembre de 2021, comenzó la erupción del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma, lo primero que pensé era que tenía que ir a fotografiarlo. Esta ha sido y es una ocasión única de poder fotografiar la erupción de un volcán desde su comienzo.
Lo primero que tuve en cuenta es que material fotográfico me iba a llevar, así que me preparé una mochila donde llevar el equipo necesario, en este caso preparé dos cámaras y tres ópticas:
- una Lumix DC-G9
- una Lumix DC-G90
- Panasonic Leica DG Vario-Elmarit 12-60mm f2.8-4
- Panasonic Leica DG VARIO-ELMARIT 50-200mm / F2.8-4.0 como óptica intermedia
- y como objetivo principal, el fantástico Panasonic Leica DG Vario-Elmar 100-400 mm / F4.0-6.3.
Baterías a plena carga, con sus correspondientes cargadores, y tarjetas de memoria con capacidad suficiente para no quedarme corto. No hay que olvidarse del Kit de limpieza además de llevar unas fundas de plástico para cámaras, fundas transparentes que se venden principalmente para la lluvia, pero que en mi caso fueron de gran utilidad para proteger a las cámaras y ópticas de la caída continua de ceniza.
Otro de los accesorios importantes e imprescindibles para este tipo de fotografía es el trípode, fundamental cuando se va a grabar video y por supuesto para la fotografía nocturna. Un micrófono direccional externo para la grabación de audio y disparadores de cable para evitar la trepidación de la cámara.
Para la realización de este proyecto fotográfico he ido 2 veces, la primera durante la tercera semana de erupción, y la segunda en la décimo segunda semana, dejando así un plazo de tiempo para poder diferenciar la evolución y crecimiento del volcán.
Durante los días previos a mis viajes, estuve documentándome sobre los diferentes emplazamientos, donde se podía fotografiar, cuales son las zonas de exclusión, la situación de las coladas, el estado del aire, etc.
Según me iba aproximando al volcán, lo primero que llamaba la atención era la columna de cenizas, de vapor, y humo, que en algunos momentos superaba los 3 km de altura y se podía ver desde el otro lado de la isla, incluso desde la Gomera y Tenerife. Y lo siguiente que sorprende es el sonido, el tremor del volcán, durante los días que estuve allí el sonido era continuo, constante.
Una vez en posición, comencé a fotografiar desde las diferentes localizaciones estudiadas, y lo primero que pude observar es la dificultad de enfocar en modo autofoco, hablando con otros fotógrafos llegamos a la conclusión que eso es debido a la gran cantidad de ceniza, y en algunos momentos de vapor que había en el ambiente lo que hacía como de cortinilla o filtro, por lo que tuvimos que comenzar a trabajar en modo manual. Aquí he de destacar la utilidad del sistema de ayuda al enfoque Focus Peacking, que en todo momento me indica cuándo y dónde estaba enfocando.
Otros parámetros a tener en cuenta ha sido la sensibilidad, durante el día trabajaba entre los 400 y 800 Iso con aperturas de focal cercanos a F9. El sistema de medición de luz, según el momento, iba cambiando entre lectura ponderada al centro y puntual, esto es debido a que queriendo sacar la luz de la lava saliendo del cráter o rodando por las diferentes coladas, le daba prioridad a esas luces sobre el resto de la imagen.
A partir del ocaso y durante toda la noche la situación cambia y gana en espectacularidad. Lo primero que llama la atención es el silencio de la noche roto por el constante rugir del volcán y esos pulsos de sonido acompañados por la expulsión de los diferentes piroclastos o materiales volcánicos. En este caso trabajaba con Isos entre los 400 a 1600 Iso, dependiendo de la situación, y con medición puntual.
Aquí es interesante mencionar la importancia del Balance de Blancos, como es lógico la dominante es el rojo, el rojo del fuego, de la lava, de las coladas, rojo que por la noche se reflejaba en las nubes, en el cono del volcán, etc… Otro aspecto a tener en consideración es la temperatura de la lava y del magma, en el momento de la erupción sale con temperaturas cercanas a los 800/900 grados, y fotográficamente hablando daba tonalidades amarillas, e incluso blancos, y según se va enfriando va cambiando a tonos anaranjados.
Para estas situaciones utilice principalmente el Panasonic Leica DG Vario-Elmar 100-400 mm, el cual me permitía conseguir unos primeros planos de las diferentes bocas del volcán, y de las coladas de lava. Es importante indicar que la distancia desde donde realice las diferentes fotografías siempre han sido en el límite de la zona de exclusión a distancias entre 1.5km en el punto más cercano, hasta los 10km que debe de haber desde el mirador de El Time.
Parece que el volcán de Cumbre vieja, poco a poco está perdiendo fuerza. Cuando se apague volveré a la Isla, para documentar su final, y cómo han quedado las zonas afectadas. Pero eso ya será en un próximo post.